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APÉNDICE TEXTO IMAGEN. TU SALUD LO PRIMERO.
Muchas veces asociamos la salud con la alimentación y la actividad física, pero esa es una visión muy reduccionista ya que el concepto de salud es mucho más amplio y abarca virtualmente todas las esferas de la vida. Salud es ayudar a la comunidad, favorecer la participación ciudadana y reducir las desigualdades socio-económicas.
La adopción de una vida saludable no es posible sino existe una infraestructura adecuada que facilite la misma (acceso a la educación, empleo, cultura, ayuda social, asistencia sanitaria, medio-ambiente y salud no es consumir muchos medicamentos sino hacer un uso responsable de la infraestructura sanitaria Balee.
MÉDICOS, NUTRICIONISTAS, el silencio es peor que la enfermedad, vosotros no sois médicos en prevención, vosotros sois mata-sanos Balee.
Si tenemos en cuenta que la base del envejecimiento es la oxidación que van mermando las capacidades de las células, especialmente las células parenquimatosas, y todas las demás medidas en contra del envejecimiento están comprendidas en el programa médico de actuación que es conocido como antiaging o antienvejecimiento. La mayoría de ellas son aplicaciones hormonales, es decir, de aquellas hormonas que normalmente descienden a medida que aumenta la edad del organismo, llegando a marcadas reducciones en la fase de mayor senilidad. La hormona del crecimiento, la testosterona los estrógenos y paratiroides, son las sustancias mayormente empleadas para el citado cometido que daremos un repaso Balee. .
Con el paso de los años una combinación de factores como la menor actividad física y el cambio de ritmo de las secreciones endocrinas, conducen a una disminución de tamaño (atrofia) de muchos órganos y tejidos. Ejemplos de atrofia: Al disminuir la actividad física con la edad, las fibras del musculo esquelético disminuyen de tamaño.
En la glándula paratiroides del anciano disminuye el número de células secretoras de hormona, que son sustituidas por adipocitos. El testículo se atrofia con la edad por disminución del estímulo gonadotrofico.
Esta capacidad de adaptación se pierde con el envejecimiento, en forma progresiva, porque se van destruyendo las células parenquimatosas sin que exista reposición y ellas son sustituidas por tejido fibroso. Además, las células que segregan neurotransmisores, hormonas y enzimas disminuyen su capacidad de secreción, lo que determina la disminución de las funciones del cerebro, el corazón, el pulmón, el hígado y el riñón.
Se sabe que con la edad disminuyen los niveles de múltiples hormonas, entre éstas la hormona del crecimiento, la melatonina, la hormona estimulante de la tiroides (TSH), la DHEA, los estrógenos y la testosterona. Se ha visto que la aplicación de hormona del crecimiento puede disminuir los signos del envejecimiento biológico.
A lo largo de la historia los esfuerzos por lograr retrasar la vejez y prolongar la juventud se han sucedido, recurriendo a mil y un procedimientos entre los que se encuentran: frecuentar la compañía de los jóvenes, acostarse entre dos mujeres jóvenes, la búsqueda de las fuentes de la eterna juventud, la alquimia, la magia, y un largo etcétera, junto a ello, la utilización de sustancias y preparados ha sido también una constante. La mayoría de las recomendaciones, sin embargo, insistían fundamentalmente en la implantación de pautas preventivas en la juventud y crecimiento con la pretensión de retrasar la aparición de los signos del envejecimiento y que el desarrollo de esta etapa de la vida resultase lo más saludable posible, y la realización de deporte todo lo que se gane de masa muscular es inversión de futuro y retrasa la vejed, ya que una vez instaurada o codificados los genes al terminar el crecimiento, poco podía hacerse por combatirla.
Los taoístas fueron de los primeros en desarrollar un esfuerzo sistemático destinado a prolongar la vida. El taoísmo, surgido en la antigua China durante el siglo III a.C., y basándose en un estricto régimen de vida, con un especial énfasis en las costumbres dietéticas, defenderá la idea fundamental de que la prolongación de la vida no es solamente posible, sino sumamente deseable. Los taoístas desarrollaron costumbres dietéticas en donde se negaban ciertos alimentos y se potenciaba el consumo de otros considerados mágicos como canela, regaliz, cinabrio, ginseng, así como hierbas, raíces, minerales y productos de origen animal y vegetal como huevos, tortugas, melocotones y algunas partes de los árboles. Muchos de los mitos modernos sobre remedios para prevenir o revertir el proceso de envejecimiento tienen su origen en aquellas antiguas creencias taoístas. Algunos de ellos siguen siendo objeto de publicidad y vendiéndose hoy en día. Un buen ejemplo de antienvejemiento es comer fibra en todas las comidas son los probioticos, osea es el alimento de células tanto de los intestinos que la fermentan y para todas las células secretoras, todas las células que segregan tanto hormonas como la insulina eTc. la fibra es su dieta para generar viscosidad para mantener el flujo de sustancias y no se sequen o atrofien.
El tercer mecanismo, también llamado efectos colónico-hormonales, se produce cuando la fibra dietaria es fermentada por las bacterias del colon hasta convertir en glucosa, siguiendo éste último la ruta de la glicólisis hasta convertirse en piruvato. Luego es convertido en ácidos grasos de cadena corta AGCC, tales como el acetato (2 carbonos), propionato (3 carbonos) y butirato (4 carbonos) en proporciones de 60:25:15. Los ácidos grasos de cadena corta AGCC son potentes mediadores en células enteroendocrinas secretoras de hormonas péptido similar al glucagon GLP-1, péptido tirosina-tirosina PYY eTc. Las fibras solubles tienen mejores propiedades de hidratación que conducen a la formación de viscosidad, fermentación, y producción de ácidos grasos de cadena corta AGCC que estimulan la producción del péptido similar al glucagon GLP1.
La fermentación de la fibra dietaria juega un rol importante en los efectos fisiológicos y bioquímicos (regulación del sobrepeso y la obesidad) puesto que a partir de ella se producen los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) tales como el butirato, propionato y acetato, metabolitos que están involucrados con la promoción de ciertas hormonas. En países desarrollados y en vías de desarrollo, la diabetes tipo 2 es reconocida como un problema importante para la salud, fisiopatología que ocasiona la disminución de la sensibilidad de insulina y la alteración 2de la función de las células ß del páncreas que conduce a la hiperglicemia. En la actualidad, la ingesta de alimentos ricos en fibra dietaria ya sea en forma natural (cereales y leguminosas integrales), enriquecidos con fibra dietaria o como fibras purificadas, son consideradas como una terapia médica y es una buena estrategia para reducir la hiperglucemia postprandial en pacientes con diabetes tipo 2.
En la Grecia antigua, el médico debía intentar ayudar a sus pacientes a lograr una vida larga y saludable, ejerciendo su paideia, es decir llevando a cabo una especie de educación mediante el establecimiento de la norma de vida más adecuada para cada uno de ellos. Así, el Corpus Hippocraticum recomienda a los viejos un régimen alimentario moderado y ejercicios físicos, y para contrarrestar la pérdida de humedad y calor que creían se producía a lo largo del tiempo, baños calientes y beber vino. La regulación de la norma de vida es para Galeno también la forma de prevenir la vejez y hacer la vida del viejo más saludable. Durante la Edad Media se mantendrán estas mismas doctrinas tanto en la medicina árabe como en la cristiana, siendo de destacar los abundantes regimina existentes cuyo fín sería el enseñar a preservar la salud y retardar los signos propios de la vejez. Entre ellos, podríamos destacar el Regimen sanitatis ad regem Aragonum y el De conservanda juventute et retardanda senectute de Arnau de Vilanova.
Las formas de prevenir la vejez a comienzos del periodo moderno se encuentran expuestas en la obra de Gabriela Zerbi en el siglo XV y de Cornaro en el XVI. Para Zerbi, había que evitar la discrasia humoral regulando la norma de vida, por ello recomienda a los sujetos añosos que se alejen de las ciudades, que vivan en lugares de clima moderado, que se vistan con ropas que mantengan el calor, hagan ejercicio moderado, y tomen baños tibios. Igualmente señalará la necesidad de cuidar la dieta, eligiendo alimentos fácilmente digeribles y fibra. A lo largo del siglo XVI fueron también abundantes los escritos dirigidos a retrasar la vejez. Destaca la obra Compendio Della vita sobria de Cornaro, escrita a los 95 años, donde se insiste en la norma de vida recomendando moderación para una larga y saludable vida. La macrobiótica o el arte de prolongar la vida, de Hufeland (1805) será la obra más importante de la no escasa bibliografía que se genera sobre este tema a lo largo del siglo XVIII, y en donde se siguen manteniendo las viejas doctrinas clásicas. La tradición grecorromana se mantiene, pues, hasta finales del periodo moderno con escasas variaciones, predominando la interpretación vitalista sobre la vida y la muerte, y dentro de esta visión se incardina la relativa a las edades del hombre.
La melatonina se secreta en la noche y se ha observado que al disminuir su producción desde jóvenes, se correlaciona con alteraciones en los ciclos del sueño, también se ha visto que está reducida en pacientes con tumores comparada con controles sanos. Además tiene una relación directa con el peso corporal y se sabe que tiene una influencia favorable en el envejecimiento.
Se sabe que la libido depende de la testosterona, incluso en las mujeres, más que de los estrógenos, y aparentemente con el envejecimiento se reduce significativamente la producción total de andrógenos a nivel ovárico y suprarrenal, aunque no su relación con los estrógenos. En ese sentido, en algún estudio se ha comunicado que en mujeres con menopausia natural, la adición de testosterona a la terapia estrogénica mejora la función sexual.
Los efectos insidiosos del envejecimiento pueden detectarse en personas que, incluso en ausencia de enfermedades o alteraciones vasculares concretas, al comenzar el envejecimiento se inicia el declive progresivo de muchas funciones fisiológicas, entre ellas parámetros tan fáciles de medir como la fuerza muscular, la reserva cardiaca, el tiempo de conducción nerviosa, la capacidad vital pulmonar, la filtración glomerular y la elasticidad vascular. Este deterioro funcional va acompañado de modificaciones estructurales. La masa magra del cuerpo disminuye, y la proporción de grasa aumenta. Los componentes de la matriz del tejido conjuntivo comienzan a establecer enlaces cruzados. El pigmento lipofucsina (de desgaste) se acumula en órganos como en encéfalo, corazón e hígado.
Las características más notables del envejecimiento son tanto una disminución de la capacidad funcional basal como una reducción de la capacidad de adaptación al estrés ambiental.
Muchos de los mecanismos de envejecimiento antes mencionados son autónomos (independientes de señales externas). Sin embargo, es posible que exista cierto control sistémico del envejecimiento. Factores humorales (endocrinos) podrían coordinar el paso del envejecimiento en diferentes órganos y tejidos. Los procesos sistémicos y los autónomos celulares no son exclusivos mutuamente, el envejecimiento celular autónomo y el sistémico pueden coexistir.
En fisiología humana normal, hay claros ejemplos de declinación de niveles hormonales con el envejecimiento. Los estrógenos disminuyen abruptamente en la menopausia, y con la complementación estrogénica se ha logrado enlentecer varios procesos degenerativos como la atrofia de la piel, osteoporosis, ateroesclerosis y el deterioro cognitivo. Otros factores endocrinos como la hormona del crecimiento, testosterona y DHEA-S (dehidroepiandrosterona sulfato), declinan gradualmente con la edad. La suplementación a corto plazo de hormona del crecimiento ha logrado aumentar la masa muscular, el grosor de la piel y la densidad ósea. Aunque los efectos de estas hormonas en órganos específicos es evidente, su relación con el proceso de envejecimiento, no es para nada clara. Hasta el momento no hay estudios en animales con complementación hormonal, que hayan logrado aumentar la sobre-vida máxima.
Cambios ultraestructurales. Los cambios de la membrana plasmática se advierten en etapas tempranas de la lesión celular y provocan los trastornos de la regulación de iones y fluidos producidos por la pérdida de ATP.
Los cambios mitocondriales sobrevienen rápidamente después de la lesión isquémica, pero son más tardíos en algunos tipos de lesión por agentes químicos, tiene aspecto denso, como resultado de la condensación de la matriz proteica y la pérdida de ATP. Sin embargo, ello va rápidamente seguido de tumefacción mitocondrial. Aparecen densidades. Por último, hay rotura de las membranas mitocondriales seguida de calcificación progresivamente.
Después de la agresión hay dilatación del retículo endoplasmático, seguido de fragmentación progresiva del RE . Patrones histológicos. En la patología clásica, los cambios morfológicos resultantes de una lesión no mortal de las células se llamaban degeneraciones, pero en la actualidad se denominan lesiones reversibles. Se identifican dos cuadros con el microscopio óptico: tumefacción celular y degeneración grasa.